Los trastornos digestivos y dietéticos son efectos adversos sumamente frecuentes en los pacientes oncológicos, como consecuencia de los múltiples tratamientos farmacológicos o de la radioterapia. Entre ellos, destacan los cambios perceptivos del sabor de los alimentos y bebidas (disgeusia) ya que varios de estos trastornos pueden ser permanentes.
El alivio de estos efectos secundarios es un aspecto importante de la atención y el tratamiento para el cáncer, como parte de una asistencia integral a los enfermos.
Hay escasos estudios con metodología científica sistemática. La objetivación de los síntomas informados por el paciente y su notificación correcta permitiría una mejor comprensión de los mecanismos subyacentes, conducirá a un reconocimiento temprano y un tratamiento optimizado, que en última instancia mejorará la calidad de vida.
Los enfermos que se someten a un tratamiento de quimioterapia afirman que uno de los efectos secundarios más frustrantes es el mal sabor que adquieren sus comidas, sobre todo las favoritas.
Los cambios en el gusto son un efecto secundario frecuente de la quimioterapia, afectando aproximadamente a la mitad de los pacientes. Estos suelen ser transitorios y por lo general desaparecen entre 3 y 4 semanas después de finalizar el tratamiento.
Las células cancerosas proliferan rápidamente, por lo que la mayoría de quimioterapias tienen como diana células que justamente crecen rápido. Las células receptoras del gusto también tienen una alta tasa regenerativa ya que en la base de cada papila gustativa hay células madre que las renuevan de forma continua. Debido a esta velocidad de crecimiento, los tratamientos quimioterapéuticos también atacan a las células gustativas, destruyéndolas, modificándolas y disminuyendo el sentido del gusto.
La detección de los cinco gustos o cualidades diferentes (dulce, amargo, salado, ácido y umami) por el sentido del gusto depende de receptores específicos de las papilas en la orofaringe y la lengua, que dan como resultado el sentido del gusto. El ‘sabor’, sin embargo, es producido después de la integración del gusto y el olfato en el cerebro y está relacionado también con la textura, temperatura y el tacto.
En realidad, la fisiología de la percepción y transmisión del gusto es muy compleja ya que participan varios tipos celulares especializados situados en la papila gustativa, un sistema complejo de neurotransmisores y una red compleja de integración en el sistema nervioso central.
Estos son algunos cambios en el gusto que ocurren con frecuencia:
Todos estos cambios en el gusto pueden producir pérdida del apetito y contribuyen a la desnutrición. Además, pueden causar un fuerte rechazo o aversión a ciertos alimentos.
Otro efecto secundario relacionado con la muerte celular es la destrucción de las células de las mucosas. Esto se vuelve clínicamente evidente en el daño causado a la mucosa oral y al revestimiento del tracto gastrointestinal, como puede ser un copioso sangrado de las encías y muchas a veces diarreas. También puede haber mala absorción de nutrientes a través del tracto gastrointestinal.
Las asociaciones más conocidas y comunes son:
Otros medicamentos implicados con menor frecuencia son los opioides, morfina, y antibióticos.
La radioterapia en la cabeza y el cuello puede dañar las papilas gustativas y las glándulas salivales, lo que causa también cambios en el gusto. Además, puede producir cambios en el sentido del olfato que también afectan en la percepción del sabor de los alimentos. La lesión de las glándulas salivales especialmente contribuye a la sensación de boca seca permanente.
Los cambios en el gusto causados por el tratamiento con radiación suelen ser más lentos. Comienzan a mejorar entre 3 semanas y 2 meses después de haber finalizado el tratamiento. Estas alteraciones gustativas pueden continuar mejorando de forma progresiva durante años. Si se dañan las glándulas salivales, el deterioro en el sentido del gusto podría ser irreversible.
Otras causas de trastornos en la percepción del gusto son:
La prevalencia real de estos desórdenes ha sido poco estudiada por la dificultad inherente a la medición de sintomatología subjetiva en el medio clínico. Aunque existen algunas escalas de medición publicadas (Chemotherapy-induced taste alteration scale), hay escasos estudios con metodología científica sistemática.
En general, no hay tratamientos específicos para los problemas en el gusto. Si se puede combatir algunas causas específicas como la eliminación de infecciones bucales, sequedad en la boca o problemas dentales o gingivales.
Algunos consejos prácticos serían: